The Current IV: El Caribe: "otras montañas, las que andan sueltas bajo el agua"
Comisariada por Yina Jiménez Suriel, The Current IV: El Caribe, 2023–2025, es la cuarta edición del programa de becas curatoriales de TBA21–Academy, The Current, que cultiva prácticas transdisciplinarias y el intercambio de ideas en torno al océano y su comprensión. Este ciclo se centrará en identificar, estudiar y difundir el conocimiento de las estrategias y herramientas estéticas generadas a partir de la experiencia Maroon en el Caribe, con la intención de contribuir a los procesos emancipatorios en la región que han buscado acercar a sus habitantes al océano y que comenzaron en las altas montañas sobre el nivel del mar.
El océano es un espacio clave en los procesos emancipatorios contemporáneos puesto que, en el caso de la especie humana, dichos procesos implican una reconciliación con la noción del movimiento constante. Esta premisa, que define al océano, demanda un sistema perceptivo mucho más complejo del que los humanos manejamos actualmente —domesticado a lo largo del tiempo— y permite informar nuestra capacidad para generar «imaginaciones»[1] de una forma significativamente diferente a como lo hemos hecho hasta ahora. No obstante, la aproximación al océano hoy en día es distinta para cada comunidad humana. Probablemente, lo único común a todas ellas es que el océano, en cuanto cuerpo de agua, ha sido receptor —así como nuestro inconsciente— de todas las consecuencias que la imaginación de lo estable y lo binario han provocado.
En la parte del mundo que desde hace unos pocos siglos llamamos el Caribe, continental e insular, aproximarse al océano supone la titánica tarea de descolonizar el inconsciente.[2] Esta y otras cuestiones concatenadas serán el epicentro de The Current IV: «El Caribe: otras montañas, las que andan sueltas bajo el agua»;[3] entre ellas: asumir que habitamos una parte del planeta que está en constante transformación geológica y, con ello, alumbrando seres vivos muy particulares; generar pensamientos, en relación a herramientas[4] y estrategias estéticas[5] con un rol vital en la reconfiguración de nuestra relación con el océano, y, por último, acercarnos al océano como espacio desde el cual ensayar y materializar otras estructuras que gestionen la vida, aceptando el movimiento constante como principio transversal. Ahora bien, otra capa de complejidad que nos acompaña en esta investigación es el hecho de que en la región caribeña la existencia y persistencia del entramado geopolítico colonial y neocolonial está indisociablemente vinculado al cuerpo de agua que la conforma. Los procesos de esclavización y de extractivismo, así como la producción identitaria y fronteriza de los Estados nación, por mencionar solo algunos aspectos, atraviesan la porción de océano que hoy conocemos como el mar Caribe. En este marco, The Current IV se propone contribuir a que los seres humanos que hemos sido socializadxs en esta parte del mundo podamos continuar nuestras andanzas emancipatorias nadando, precisamente, a través de todo lo que está imbuido en dicho cuerpo de agua.
Para esto, no tenemos que ir muy lejos. Si analizamos las experiencias más recientes de la región en la búsqueda y aceptación de ese movimiento constante, nos daremos cuenta de que las mismas herramientas estéticas que se crearon o se emplearon a finales del siglo XV y a lo largo del XVI han tenido un resurgir en los últimos cincuenta años. Las de entonces comenzaron en las cumbres de las montañas que están sobre el nivel del mar con la experiencia del cimarronaje y fueron atrofiándose debido a la insistencia de lo estable y lo binario y a la maquinaria de producción de «libertad», hasta estancarse en la creación de Estados nación y las consecuentes nuevas fronteras geopolíticas marítimas. Con la aparición del dembow jamaicano y el dominicano y del reguetón en Panamá asistimos a la irrupción de ciertas herramientas estéticas: la improvisación, la transmutación, la fuga y el flotar, así como también a la estrategia estética de la repetición. Sus objetivos parecen ser empujar, continuar o, incluso, acelerar la reconciliación con lo que se mueve. Lo singular en esta ocasión es la conciencia de que no se ha contado con el espacio para reconfigurar, desde la arena del inconsciente, la relación con el mar Caribe. La apuesta tácita fue a bordear los procesos traumáticos que concentra el océano y desde ahí se ha definido nuestra interacción contemporánea con dicho cuerpo de agua.
En The Current IV nos interesa que dichas herramientas permeen todo el programa de investigación de los próximos tres años, con la confianza de que, cuantas más personas nos expongamos a ellas, poco a poco nuestro inconsciente reactivará sus procesos de descolonización. La «desdomesticación» de nuestro cuerpo y nuestro sistema perceptivo nos permitirá acercarnos a esas otras montañas, las que andan sueltas bajo el agua, y seguir gestando unos imaginarios donde el movimiento constante sea transversal. Por paradójico que resulte, en el Caribe la continuidad de los procesos emancipatorios a través del océano solo puede darse en relación con la historia de las montañas que se encuentran sobre el nivel del mar, cuyas andanzas indudablemente buscan llevarnos a las otras montañas, las que andan sueltas bajo el agua y, de este modo, colapsar la imaginación de lo estable y lo binario en la región.
Si caminases el Caribe por el mar, notarías que, en realidad, no existen istmos, tierras continentales o islas, sino una sucesión montañosa entre aguas. Habitamos en laderas, llanuras y valles de cordilleras submarinas. Muchas de estas formaciones montañosas son volcánicas y se han estado moviendo desde las Islas Galápagos hasta engramparse en el centro del continente. No en vano, en el ámbito de la geología la placa tectónica del Caribe es un marco de referencia en términos de movimiento.[6] Esta placa se originó hace más de cuarenta millones de años y desde entonces no ha parado de moverse hacia el este, de lo cual dan cuenta los fósiles marinos que encontramos en lugares muy «alejados» de las costas, así como una serie de seres vivos endémicos de esta parte del mundo con quienes nos interesa entablar conversación. Las relaciones interespecíficas no son algo novedoso, sino precisamente el motor que dio paso a la herramienta estética de la transmutación, por ejemplo. Destacamos aquí la familia de palmas que científicamente conocemos como Coccothrinax, las cuales tienen capacidades morfológicas directamente vinculadas a las constantes transformaciones de sus hábitats bajo y sobre el nivel del mar, o el coral cuerno de alce (Acropora palmata), un importante constructor de arrecifes que albergan las más variadas formas de vida.
The Current IV se concibe como un programa aglutinador de seres vivos ligados a estas andanzas desde hace mucho tiempo, pues, como dice Ailton Krenak, «muchas de esas personas no son individuos sino “personas colectivas”, células que consiguen transmitir a través del tiempo sus visiones sobre el mundo».[7] Seres vivos que, desde la pulsión vital, desde el deseo, saben que la unidad es submarina,[8] no solo porque el océano sea un dispositivo común, sino porque el mar es el contexto en el que existe esta región de istmos, tierras continentales e islas, una región que empezó en el fuego y hoy continúa en el agua.
— Yina Jiménez Suriel