Seba Calfuqueo
Ko ta mapungey ka (Agua es también territorio), 2020
Cons Gallardo and Raúl Moncada
ES / EN
Instalación performativa
Textiles de crea cruda con pigmento azul cobalto
Cerámica de loza blanca (silicato de alúmina, sílice cristalino y feldespato) esmaltada con pigmento azul cobalto
Inciensos de eucalipto y pino
Ko ta mapungey ka (Agua también es territorio) (2020) es una instalación performativa de Seba Calfuqueo, artista mapuche no binarie. La obra plantea una relación poética y política entre el agua, el cuerpo, la lengua mapuche y la tierra, y pone de manifiesto los efectos devastadores —aridez y muerte— del extractivismo en Itrofill mongen, el término mapudungún que designa a “todas las formas de vida”. Empleando varias técnicas, Calfuqueo traza un sendero performativo cuyo punto de partida son los topónimos hídricos en mapudungún. Al pintar meticulosamente los topónimos correspondientes a temuko (agua temu), kurüko (agua negra), likan ko (aguas de la piedra likan), luma ko (aguas de luma) en el lienzo en blanco, Calfuqueo cartografía los antaño caudalosos y hoy desecados ríos que recorren el territorio que actualmente corresponde a Chile. Al lado, la inquietante frase Mapu kishu angkükelay, kakelu angkümmapukey (el suelo no se seca solo, otros lo secan) resume el sufrimiento infligido por el Código Chileno del Agua, promulgado en 1981 por la dictadura de Augusto Pinochet, que controla la distribución de los recursos hídricos del país y otorga derechos permanentes a empresas privadas. Mientras Calfuqueo alza uno por uno los grandes bidones de cerámica esmaltados en azul cobalto, el agua empieza a verterse lentamente desde los recipientes a través de las palabras troqueladas “saqueo” y “aridez”, que aluden al (neo)colonialismo y a la pérdida de la soberanía indígena, denunciando así las geopolíticas de la carencia y la escasez que han sido impuestas a los pueblos indígenas y a sus mundos.
La Wüñelfe —la estrella de la mañana, que nace en Chile y simboliza la resistencia mapuche—, pintada en su rostro, así como el uso del mapudungún, funcionan como marcos interpretativos para expresar e inmortalizar el recuerdo inalienable de la resistencia escrito en las aguas menguantes. Afirma Cafulqueo: “Para mí, el lenguaje es una herramienta poderosa para poder ver el mundo de los otros desde una sensibilidad distinta. Recuperar es un gesto de reparación, e incluir el mapudungún en mi obra es una obligación como persona mapuche. Además, mi experiencia vital no binaria también forma parte de este acto de resistencia ante los patrones culturales dominantes”. Por último, la performance concluye con un acto de limpieza ritual, donde Calfuqueo, con una falda blanca ribeteada de kaskawillas, sostiene un incensario de eucalipto y pino (árboles pertenecientes a monocultivos que dañan el Itrofill mongen) y hace sonar el instrumento musical en sus manos. Este delicado acto de reparación final tiene la misión, al igual que la estrella Wuñelfe y el azul de los bidones, de activar y habitar una estética imaginaria perteneciente a la conciencia mapuche.
En esta obra, Calfuqueo ha colaborado con artesanos españoles para crear una serie de réplicas cerámicas de los bidones de agua de diferentes tamaños y formas que son activados durante la performance.
Kowkülen (Ser líquido), 2020
Instalación monocanal, vídeo HD, 3:00 min.
Kowkülen (Ser líquido) se rodó en las aguas del río Cautín, en la región de La Araucanía, la puerta de entrada al sur de Chile. Muestra a Seba Calfuqueo yaciendo desnude en el río, semihundide en la corriente de agua. Una cuerda azul brillante, el color que representa todo lo sagrado según el poeta mapuche Elicura Chihuailaf, está anudada en su torso. Los subtítulos bilingües que acompañan estas evocadoras imágenes y el sonido del fluir del río, comienzan con esta declaración: “En Chile el Código del Agua de 1981, redactado durante la dictadura de Pinochet, sigue vigente. Dichos documentos definen el agua en Chile como un producto comercial”. En Kowkülen, Calfuqueo denuncia la conceptualización del agua como bien de consumo y critica las repercusiones catastróficas de las leyes neoliberales impuestas durante la dictadura en el pueblo mapuche y sus territorios. “El agua es territorio, extractivismo neoliberal. El mercado sobre la vida”, continúa el subtítulo.
Según la interpretación de Macarena Gómez-Barris, el cuerpo de Calfuqueo es “la materialidad literal de la violencia extractiva del colono”. Atado, alejado de la mirada del observador, yace en un estado que podría describirse como de abandono y comunión con el agua del río. La ambigüedad y la naturaleza líquida rompen las barreras de los modos osificados de ver propios del colonialismo, y enlazan con el rechazo de Calfuqueo al binarismo occidental que separa cuerpos y entidades naturales. “Aguas no binarias […] Saber que soy parte del territorio / Ad mongen, Itrofill mongen,” reza el subtítulo.
Kowkülen aborda conceptos como el cuerpo, los binarismos, el género, la sexualidad y las relaciones históricas y políticas entre el agua y la vida, y también su potencial como espacio vivo imprescindible para el desarrollo y la prosperidad de cualquier territorio. La obra formula una crítica sólida al estado neoliberal y colonial chileno, y al mismo tiempo propone formas más sostenibles y respetuosas de vivir y habitar el planeta a partir de la sabiduría y la cosmología del pueblo mapuche.
Instalación performativa
Textiles de crea cruda con pigmento azul cobalto
Cerámica de loza blanca (silicato de alúmina, sílice cristalino y feldespato) esmaltada con pigmento azul cobalto
Inciensos de eucalipto y pino
Ko ta mapungey ka (Agua también es territorio) (2020) es una instalación performativa de Seba Calfuqueo, artista mapuche no binarie. La obra plantea una relación poética y política entre el agua, el cuerpo, la lengua mapuche y la tierra, y pone de manifiesto los efectos devastadores —aridez y muerte— del extractivismo en Itrofill mongen, el término mapudungún que designa a “todas las formas de vida”. Empleando varias técnicas, Calfuqueo traza un sendero performativo cuyo punto de partida son los topónimos hídricos en mapudungún. Al pintar meticulosamente los topónimos correspondientes a temuko (agua temu), kurüko (agua negra), likan ko (aguas de la piedra likan), luma ko (aguas de luma) en el lienzo en blanco, Calfuqueo cartografía los antaño caudalosos y hoy desecados ríos que recorren el territorio que actualmente corresponde a Chile. Al lado, la inquietante frase Mapu kishu angkükelay, kakelu angkümmapukey (el suelo no se seca solo, otros lo secan) resume el sufrimiento infligido por el Código Chileno del Agua, promulgado en 1981 por la dictadura de Augusto Pinochet, que controla la distribución de los recursos hídricos del país y otorga derechos permanentes a empresas privadas. Mientras Calfuqueo alza uno por uno los grandes bidones de cerámica esmaltados en azul cobalto, el agua empieza a verterse lentamente desde los recipientes a través de las palabras troqueladas “saqueo” y “aridez”, que aluden al (neo)colonialismo y a la pérdida de la soberanía indígena, denunciando así las geopolíticas de la carencia y la escasez que han sido impuestas a los pueblos indígenas y a sus mundos.
La Wüñelfe —la estrella de la mañana, que nace en Chile y simboliza la resistencia mapuche—, pintada en su rostro, así como el uso del mapudungún, funcionan como marcos interpretativos para expresar e inmortalizar el recuerdo inalienable de la resistencia escrito en las aguas menguantes. Afirma Cafulqueo: “Para mí, el lenguaje es una herramienta poderosa para poder ver el mundo de los otros desde una sensibilidad distinta. Recuperar es un gesto de reparación, e incluir el mapudungún en mi obra es una obligación como persona mapuche. Además, mi experiencia vital no binaria también forma parte de este acto de resistencia ante los patrones culturales dominantes”. Por último, la performance concluye con un acto de limpieza ritual, donde Calfuqueo, con una falda blanca ribeteada de kaskawillas, sostiene un incensario de eucalipto y pino (árboles pertenecientes a monocultivos que dañan el Itrofill mongen) y hace sonar el instrumento musical en sus manos. Este delicado acto de reparación final tiene la misión, al igual que la estrella Wuñelfe y el azul de los bidones, de activar y habitar una estética imaginaria perteneciente a la conciencia mapuche.
En esta obra, Calfuqueo ha colaborado con artesanos españoles para crear una serie de réplicas cerámicas de los bidones de agua de diferentes tamaños y formas que son activados durante la performance.
Kowkülen (Ser líquido), 2020
Instalación monocanal, vídeo HD, 3:00 min.
Kowkülen (Ser líquido) se rodó en las aguas del río Cautín, en la región de La Araucanía, la puerta de entrada al sur de Chile. Muestra a Seba Calfuqueo yaciendo desnude en el río, semihundide en la corriente de agua. Una cuerda azul brillante, el color que representa todo lo sagrado según el poeta mapuche Elicura Chihuailaf, está anudada en su torso. Los subtítulos bilingües que acompañan estas evocadoras imágenes y el sonido del fluir del río, comienzan con esta declaración: “En Chile el Código del Agua de 1981, redactado durante la dictadura de Pinochet, sigue vigente. Dichos documentos definen el agua en Chile como un producto comercial”. En Kowkülen, Calfuqueo denuncia la conceptualización del agua como bien de consumo y critica las repercusiones catastróficas de las leyes neoliberales impuestas durante la dictadura en el pueblo mapuche y sus territorios. “El agua es territorio, extractivismo neoliberal. El mercado sobre la vida”, continúa el subtítulo.
Según la interpretación de Macarena Gómez-Barris, el cuerpo de Calfuqueo es “la materialidad literal de la violencia extractiva del colono”. Atado, alejado de la mirada del observador, yace en un estado que podría describirse como de abandono y comunión con el agua del río. La ambigüedad y la naturaleza líquida rompen las barreras de los modos osificados de ver propios del colonialismo, y enlazan con el rechazo de Calfuqueo al binarismo occidental que separa cuerpos y entidades naturales. “Aguas no binarias […] Saber que soy parte del territorio / Ad mongen, Itrofill mongen,” reza el subtítulo.
Kowkülen aborda conceptos como el cuerpo, los binarismos, el género, la sexualidad y las relaciones históricas y políticas entre el agua y la vida, y también su potencial como espacio vivo imprescindible para el desarrollo y la prosperidad de cualquier territorio. La obra formula una crítica sólida al estado neoliberal y colonial chileno, y al mismo tiempo propone formas más sostenibles y respetuosas de vivir y habitar el planeta a partir de la sabiduría y la cosmología del pueblo mapuche.
Nacide en Santiago de Chile, Chile, en 1991. Vive en Santiago de Chile.
DESCUBRE MÁS
Leonor Adán, Margarita Alvarado y Simón Urbina. “The aesthetics of clay: Mapuche pottery, visual identity and technological diversity”, in Ceramics: Art and Perception (2018).
Robinson Torres,, Gerardo Azócar, Roberto Gallardo y Julio Mendoza. “Water Extractivism and Decolonial Struggles in Mapuche Territory, Chile”, in Water Alternatives (2022) 15: 150-174.
Maria Costanza Torri. “Medicinal plants used in Mapuche traditional medicine in Araucanía, Chile: linking sociocultural and religious values with local health practices”, in Complementary Health Practice Review (2010) 15: 132-148.
Juana Aigo y Ana Ladio. “Traditional Mapuche ecological knowledge in Patagonia, Argentina: fishes and other living beings inhabiting continental waters, as a reflection of processes of change”, in Journal of Etnobiología and Etnomedicina (2016) 56.
Macarena Gómez-Barris, “Into the Fluid Heart of Wallmapu Territory”, in Serpentine, March 23, 2021.
Cristian Vargas Paillahueque, "KO KONÜMPAKEY TAÑI WEYCHAN (El agua rememora sus luchas). Sobre KO ÑI WEYCHAN, de Sebastián Calfuqueo", in Artishock, November 28, 2020.
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