Autorretrato fronterizo y chispeante abrazando el retrato de Gilberto Bosques, escuchando pirekuas y tragando esquites afuera de la catedral, 2014
Installation view: Atopia. Migration, Heritage and Placelessness, Works from the Thyssen-Bornemisza Art Contemporary Collection, Centro Cultural Metropolitano, Quito, Ecuador, 2016
Photo: Sebastián Cruz Roldán & Santiago Pinol
Photo: Sebastián Cruz Roldán & Santiago Pinol
Installation view: Atopia – Migration, Heritage and Placelessness. Works from the Thyssen-Bornemisza Art Contemporary Collection, Museo de Arte Contemporáneo – Lima, Lima, Peru, 2017
Photo: Juan Pablo Murrugarra
Photo: Juan Pablo Murrugarra
Installation view: Atopia. Migration, Heritage and Placelessness, Works from the Thyssen-Bornemisza Art Contemporary Collection, Museo de Arte Moderno Bogota, Colombia, 2016
Photo: Sebastián Cruz Roldán & Santiago Pinol
Photo: Sebastián Cruz Roldán & Santiago Pinol
Installation view: Atopia. Migration, Heritage and Placelessness, Works from the Thyssen-Bornemisza Art Contemporary Collection, Museo de Arte de Zapopan (MAZ), Guadalajara, Mexico, 2014
Photo: TBA21
Photo: TBA21
Commissions
Collection
Hierro, aluminio, madera, gorgorán, goma y acero inoxidable
725 x 950 x 557 cm
Un encargo de TBA21 Thyssen-Bornemisza Art Contemporary para la exposición «Atopía. Migración, legado y ausencia de lugar», en el Museo de Arte de Zapopan, México, del 14 de mayo al 5 de octubre de 2014. Comisariada por Daniela Zyman y Valentina Gutiérrez.
Como muchas de las obras de Abraham Cruzvillegas, esta pieza se compuso a partir de materiales que el artista encontró en un lugar concreto, en este caso, los alrededores del Museo de Arte de Zapopan, en Guadalajara, México, donde la obra se expuso por primera vez. Formalmente, esta pieza está compuesta por dos núcleos materiales que dialogan entre sí. Uno sobresale de forma ascendente, con una forma esbelta que recuerda a un junco, y contrasta con una pila de losas de hormigón. El otro es un conjunto de barras de construcción de metal y madera dispuestas en forma de centella o de las hojas en rosetón de la planta del agave, con líneas que se proyectan hacia el exterior y hacia arriba desde un punto central. Esta obra pertenece a la serie Autorretrato, de Cruzvillegas, y, como sugiere su título, en ella el artista reflexiona sobre la figura del diplomático mexicano Gilberto Bosques (1892-1995). Antes de embarcarse en la carrera diplomática, Bosques fue un legislador progresista y un combatiente durante la Revolución Mexicana. En 1940, en Marsella, uno de sus destinos consulares, Bosques asumió la tarea de rescatar a miles de republicanos españoles y judíos exiliados, y se aseguró de que no volviesen a España ni a la Alemania nazi. En todo caso, sus actos heroicos no recibieron grandes elogios y permaneció en el anonimato internacional hasta que, años después de su muerte, su historia se desenterró y sus actos suscitaron admiración. En 1944, Bosques dijo a propósito de sus esfuerzos: «Seguí la política de mi país de proporcionar apoyo material y moral a los heroicos defensores de la República Española, leales paladines de la lucha contra Hitler, Mussolini, Franco, Pétain y Laval».
725 x 950 x 557 cm
Un encargo de TBA21 Thyssen-Bornemisza Art Contemporary para la exposición «Atopía. Migración, legado y ausencia de lugar», en el Museo de Arte de Zapopan, México, del 14 de mayo al 5 de octubre de 2014. Comisariada por Daniela Zyman y Valentina Gutiérrez.
Como muchas de las obras de Abraham Cruzvillegas, esta pieza se compuso a partir de materiales que el artista encontró en un lugar concreto, en este caso, los alrededores del Museo de Arte de Zapopan, en Guadalajara, México, donde la obra se expuso por primera vez. Formalmente, esta pieza está compuesta por dos núcleos materiales que dialogan entre sí. Uno sobresale de forma ascendente, con una forma esbelta que recuerda a un junco, y contrasta con una pila de losas de hormigón. El otro es un conjunto de barras de construcción de metal y madera dispuestas en forma de centella o de las hojas en rosetón de la planta del agave, con líneas que se proyectan hacia el exterior y hacia arriba desde un punto central. Esta obra pertenece a la serie Autorretrato, de Cruzvillegas, y, como sugiere su título, en ella el artista reflexiona sobre la figura del diplomático mexicano Gilberto Bosques (1892-1995). Antes de embarcarse en la carrera diplomática, Bosques fue un legislador progresista y un combatiente durante la Revolución Mexicana. En 1940, en Marsella, uno de sus destinos consulares, Bosques asumió la tarea de rescatar a miles de republicanos españoles y judíos exiliados, y se aseguró de que no volviesen a España ni a la Alemania nazi. En todo caso, sus actos heroicos no recibieron grandes elogios y permaneció en el anonimato internacional hasta que, años después de su muerte, su historia se desenterró y sus actos suscitaron admiración. En 1944, Bosques dijo a propósito de sus esfuerzos: «Seguí la política de mi país de proporcionar apoyo material y moral a los heroicos defensores de la República Española, leales paladines de la lucha contra Hitler, Mussolini, Franco, Pétain y Laval».
Patrick Charpenel, "Abraham Cruzvillegas: The Art of Resistance," in Thyssen-Bornemisza Art Contemporary:The Commissions Book,, eds. Eva Ebersberger and Daniela Zyman (2020: Sternberg Press)
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@forgotten.cruzvillegas, on instagram, by Abraham Cruzvillegas
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Nacido en Ciudad de México, México, en 1968. Vive en Ciudad de México.
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Nacido en Ciudad de México, México, en 1968. Vive en Ciudad de México.